Refranero popular: 'Santa polla en vinagre'

La expresión fue acuñada por primera vez en 1348, en un convento de Teresianas de Sarratella, oriundas la mayoría de Sant Miquel y Mas de Montino. Para entenderlo mejor es necesario explicar el marco socio-político que se vivía en aquella época. A finales del siglo XIII, Europa había llegado al límite del modo de producción feudal: era cada vez más difícil alcanzar el equilibrio entre producción de alimentos y población. Es por ello que en 1343 se sucede lo que los valencianos conocieron como "l'any de la gran fam", la peor hambruna que se recuerda en la época. Estos prolegómenos presagiaban algo peor, y eran tierra de adobo para lo que vendría después: la peste negra. Sobre las causas de la peste se especuló mucho, con escasos resultados. Algunos creían que se debía a una corriente de aire procedente del suelo o se prefirió invocar a la conjunción de los astros. Había quien usaba productos curativos, como el "vinagre de los ladrones", una infusión obtenida de la mezcla de vinagre con distintas especias y hierbas, como lavanda, canela, nuez moscada, etc. Bernardo VII de Cominges, primer arzobispo de Toulouse y de Oporto, enfermo terminal, fue a ver a las hermanas al convento porque tenía una última petición, quería que se la chuparan por última vez. Al verlo llegar, la madre superiora, hambrienta, no dudó en aceptar y en sumergir el miembro del cardenal en el susodicho vinagre de los ladrones para evitar el contagio, y así chuparlo sin riesgo. Dicen las crónicas que al acabar gritó: 'que rica la santa polla en vinagre!', y que el único motivo por el que la expresión referencia a algo bueno es debido a los gustos de la priora.